Por R.B.G.
Buceando en mi estresado cerebro en busca de ideas para el blog, me tropecé con una: hace tiempo tuve que hacer una redacción en inglés sobre mi película favorita. Odio tener que escoger entre algo favorito, pero me acordé de “Delitos y Faltas”, de Woody Allen. Y seguí pensando, buceando un poco más hacia las profundidades y recordé que en una esquina de una de mis neuronas estaba aposentada una escritora científica del New York Times, especializada en Neurociencia: Sandra Blakeslee http://sandrablakeslee.com/
Esta vez buceé directamente en su web y pensé…” ¿algo de lo que dice esta señora puede tener que ver con los “Delitos y Faltas”, de Woody Allen”?
Por si alguien no ha visto “Delitos y Faltas”, es una gran película que rodó Woody Allen en Nueva York en 1989. Se desarrollan dos historias, primero paralelas que posteriormente se entrelazan entre ellas. Por un lado tenemos a un rico y famoso oftalmólogo, de excelente reputación y estupenda mujer y familia. Su vida color de rosa sólo tiene un problema: su amante. El hombre quiere romper la relación con su amante y ella no quiere. Por otro lado tenemos a un idealista director de documentales con problemas económicos. El oftalmólogo pide ayuda a su hermano mafioso para hacer “desaparecer” a su amante. El director de cine tiene que someterse a la desagradable tarea de rodar un documental sobre su cuñado (a quien odia), para poder seguir haciendo lo que le gusta (otro tipo de películas).
Aparte de introducir diferentes temas, metafísicos (Dios, la inmortalidad), religiosos (fe, pecado, perdón), físicos (vida, muerte, dolor) y éticos (moralidad, justicia y virtud), filosóficos (moralidad, justicia, virtud), filosóficos (verdad, dudas) y psicológicos (remordimientos, justicia, virtud)….hay un crimen…Pero finalmente, yo quería ir a parar a un punto: cómo tu personalidad y tus puntos de vista morales pueden cambiar bajo presión. Presiones económicas, problemas de salud, fin de una relación….Pueden cambiar o puede que no cambien. ¿Está esto regulado en algún lugar de nuestro cerebro?
Dice Sandra Blakeslee (el artículo es un poco “antiguo”, de 2005) que mediante escáneres cerebrales se logró sacar a la luz algo que nunca se había conseguido encontrar en algún lugar de nuestro cerebro: “la conformidad social”. El estudio se basó en los famosos experimentos de laboratorio del psicólogo Solomon Asch:
http://es.wikipedia.org/wiki/Experimento_de_Asch
En estos estudios, se mostraba a los sujetos dos cartas: en la primera había una línea vertical; en la segunda había tres líneas, una de ellas de la misma longitud que la primera carta. En el experimento había sujetos verdaderos y sujetos cómplices. Primero se preguntaba a los sujetos qué línea de la segunda carta era de la misma longitud que la primera y la respuesta era bastante obvia. Pero luego el Dr. Asch pedía la opinión a sujetos (cómplices) y todos daban respuestas incorrectas. El sujeto verdadero (no cómplice), aun siendo evidente la respuesta correcta, cambiaba de opinión al verse abrumado por las respuestas del resto. El objetivo final del experimento era estudiar qué condiciones influyen sobre un individuo para permanecer independiente o someterse a las presiones de grupo, aun cuando estas son contrarias a la realidad.
(Curiosamente, estos experimentos nos recuerdan a algunos de los ya descritos aquí).
El Dr. Asch murió en 1996, sin tener claro si las personas que dieron la respuesta correcta sabían que estaban equivocadas o la presión social cambió sus percepciones.
Según el artículo de Sandra Blakeslee, mediante resonancia magnética se pueden encontrar en el cerebro áreas de “conformidad social” en zonas donde la percepción es lo más importante. Pero el juicio independiente (es decir, quedarse con la opinión de uno, sin influencia de los demás), mostraba áreas de actividad en zonas relacionadas con la emoción, lo que demuestra que ir “contra el grupo” tiene un coste. Se concluye que “nos gusta pensar que lo vemos es lo que creemos”, y demuestra que la información de otra gente puede cambiar nuestras percepciones a nivel muy profundo.
En muchas áreas de la sociedad (elecciones, jurados populares), se acepta resolver conflictos con la “regla de la mayoría”. Hay una razón para ello, pues para algunos, la mayoría representa la sabiduría colectiva y tiene más valor que la opinión de una sola persona. Pero la superioridad del grupo puede desaparecer si los individuos se sienten presionados.
¿Puede la insatisfacción de soledad hacer que la opinión de la mayoría parezca mejor que la propia? ¿Puede esto afectar a nuestro cerebro de una manera no consciente?
Si la opinión de los otros puede afectar nuestra visión de la realidad, entonces… ¿qué es realmente lo verdadero? ¿Dónde está el límite de la verdad?
Si la gente fuera consciente de su vulnerabilidad, ¿podría evitar la “conformidad social “cuando creen realmente que tienen razón?
Demasiadas preguntas y pocas respuestas. En fin, que no sé si tiene mucho que ver con Woody Allen, pero invita a reflexionar… ¿No? ¿Qué dice la “mayoría”?
R.B.G.
Jo sóc més aviat de lletres, i per tant assumeixo que escriure en un blog de lectors científics és una mica arriscat. En fi, especularé sense cap base científica.
Sense aprofundir massa i basant-me en el sentit comú diria que hi ha gent més «permeable» i persones que ho són menys (bravo!!). Evidentment, els extrems són desequilibrats, però hi ha moments en la vida que tenim la necessitat imperiosa de deixar-nos influir per les opinions i formes d’actuar dels altres. I en d’altres, preferim tancar-nos en la nostra manera de veure les coses, com si es tractés d’un ritual d’autoafirmació.
El teu article em fa pensar més en la influència dels opinadors als mitjans de comunicació i en les converses banals als ascensors, allò de l’Agenda-setting (http://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_de_la_agenda-setting)
¡Jesús, qué recorrido! Empezar por Woody y terminar casi cuestionando el funcionamiento y bases de la democracia representativa… No tiene desperdicio. Menudo homenaje a Woddy.
Sobre Woody… a mi me divierte, pero me parece un director un poco relamido que muestra personajes perfectos y acabados para destrozarlos luego. No son presas de raptos emocionales, pareciera que deciden racionalmente cometer bajezas humanas y ahí es donde plantea la duda razonable. Creo que un psicoanalista de verdad se pondría las botas con su obra. A pesar de todo, me gustó Match Point ; )
En los 80’s descubrimos por Dawkins el gen egoísta: las bases biológicas del comportamiento humano… un paradigma ya obsoleto, pero cierto es que la resaca biologicista para explicar la conducta humana todavía hoy nos dura. En los 90’s: la década del cerebro. Nos tocó cartografiar el cerebro para encontrar y localizar, de nuevo, las bases del comportamiento humano. El Homúnculo de Penfield, los mapas de Brodmann y la neuroimagen parecían ser los elementos clave para hacer un mapa en el cerebro de lo humano, de nuevo: fiasco. Se nos quedó grande el cerebro, más adelante lo retomaremos… Así que nos tocó volver con los genes y la biología molecular. Si bien las preguntas son siempre las mismas: los lugares de destino van rotando. Pero yo me pregunto:
¿Áreas del cerebro que albergan la conformidad social?
¿Gen del adulterio, de la homosexualidad o del estrés?
¿No suena ridículo? Son estos conceptos humanos y conductas muy complejas que dependen de infinidad de factores y pretextos “sociales”. Estoy de acuerdo que la ciencia proporciona refugio y legitima estudios científicos “serios”: de los que van a la ciencia básica, “la que vale”. En ocasiones, y el tiempo lo demuestra, no son más que eslabones de una cadena que representa el paradigma más obsoleto y fuente del engaño humano: que todo puede reducirse a un simple mecanismo. La complejidad de lo humano sigue infravalorada.
Pero ¿donde nacen la conformidad, el adulterio, la homosexualidad y el estrés? Yo diría que en contexto de sociedad ¿Por qué entonces no se le concede parte en esto?
Cierto es que en grupo, en comunidad y en sociedad nos “conformamos” socialmente. Y yo añado con-FORMAMOS. La homogeneidad surge espontáneamente cuando el ser humano se agrega. Nace el consenso de forma intuitiva y perdemos diversidad. Sería difícil encontrar una obviedad mayor, ¿cómo sino viviríamos en sociedad?. Decir que eso es equiparable a las alteraciones de la percepción de una persona imbuida por una opinión general y que todo junto descansa en la carne del área C3PO del cerebro… no sé, a mi me chirría. De igual modo, para los que ya piensen que es éste discurso es de un proscrito de la biología o de un esencialista sólo intentaré romper una lanza a mi favor y a modo de acto de fe, que es lo que solemos hacer tod@s:
– Creo que todo cuanto hacemos tiene una razón de ser en nuestro Sistema Nervioso, en nuestro cerebro y cia. Nuestras habilidades, todas ellas, descansan en su filogénesis y ella responde a la evolución humana.
– Creo que los genes regulan y expresan, también que estructuran. Aunque el máximo exponente en genética: Venter, ya habla de que los genes no traducen nada, ¿qué querrá decir?
– Y, por último, creo en la pirámide de la evidencia científica.
Espero haberla roto. Para todo lo demás: sigo pensando que reducir la conducta humana, la del individuo o la del grupo, a simples mecanismos o a explicaciones últimas, es simplemente: un error del discurso científico. Supuestos necesarios para exponer y hacer trascender las tesis que se argumentan. Y si, se ilumina esta parte en la resonancia: interviene en tal proceso, y si, tal gen interviene en tal otro. Ambos participan e intervienen en tal conducta: pero NO LA EXPLICAN. Porque entender lo complejo no tiene por qué pasar por reducirlo a lo simple: del mismo modo que Jesús no puede encontrar un único tema para esta película de Woddy. Ni el psicoanalista de Woddy, una única terapia para él. 😉
PD: Magda, no tienes que disculparte de nada. La ciencia es cosa de TOD@S, porque nos afecta a TOD@S. Y lo de siempre, pero hay que perseverar: yo no veo línea entre Ciencias Humanas y Ciencia Básica. De hecho, los “científicos verdaderos” tampoco la ven, pues tratan de explicar la conducta humana y la social como lo hacemos los científicos sociales. No debiéramos, ninguno, pedir permiso al otro. Ojala fuéramos de la mano en vez de no uno detrás del otro. Por suerte, esto ya está cambiando.
Un abrazo a mis compañer@s y ¡a seguir comunicando!
Sergio
Tremendo comentario, Sergio..
Soy Jesús, para introducir una nota aclaratoria: el post es de Roser, pero entre que se lo publiqué yo y que no quiere firmar más que con iniciales, pasa lo que pasa…
En cualquier caso en breve entro al debate, descuida..